3/12/08

Ricardo Carvalho Calero

Ricardo Carvallo Calero, también Ricardo Carvalho Calero (Ferrol, La Coruña, 30 de octubre de 1910 - Santiago, 25 de marzo de 1990), maestro de varias generaciones, licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras por la Universidad de Santiago y Doctor por la de Madrid. Miembro numerario de la Real Academia Galega, fue el primer catedrático de Lingüística y Literatura Gallega de la Universidad de Santiago. Está considerado el gran pensador del reintegracionismo
Tras cursar el Bachillerato en Ferrol, se trasladó a Santiago de Compostela en 1926 para estudiar Derecho y Filosofía y Letras y cumplir con el servicio militar. Ahí entró en contacto con el galleguismo y con los movimientos culturales de la época, especialmente con el Seminario de Estudos Galegos. Fue éste un momento de intensa militancia política de Carvalho, integrado en el movimiento nacionalista y tomando parte en el activismo estudiantil en la Federación Universitaria Escolar, de la que llega a ser presidente. En 1931 participó en la creación del Partido Galeguista y contribuyó al anteproyecto de Estatuto de Galicia. De 1933 a 1936 vuelve a Ferrol y gana la plaza de auxiliar administrativo en el ayuntamiento de la ciudad, y se casa con María Ignacia Ramos, licenciada en historia y compañera de estudios universitarios.
En estos años contribuyó con numerosas colaboraciones a las más destacadas revistas literarias (
A Nosa Terra, Nós, Guión, Galiza, Resol, Universitarios, Papel de Color) e inició la publicación de sus libros poéticos, primero en castellano y después en gallego.
Estudió por libre la carrera de Filosofía y Letras, licenciándose en
1936 por la Universidad de Santiago de Compostela, participando al mismo tiempo activamente en el movimiento galleguista tanto a nivel local como nacional, siendo nombrado presidente del partido en Ferrol.
La
sublevación del 18 de julio de 1936 le sorprendió en Madrid en el momento en que concurría a las pruebas para profesor de instituto en Lengua y Literatura Española. Carvalho se mantuvo fiel a la República, en el batallón Félix Bárzana da FETE-UGT, el sindicato en el que Calero militaba, con el grado de teniente y participó en la defensa de Madrid. Una vez terminado el conflicto, fue condenado en consejo de guerra a 12 años por separatista y recluido en la cárcel de Jaén. En 1941 salió en libertad provisional y regresó a su ciudad natal. Imposibilitado para ejercer la función pública, se refugió en la educación privada (entre 1950 y 1965 en el Colegio Fingoi de Lugo), en el que ejerció como consejero delegado, pues no estaba autorizado para ser director.
Restableció los contactos con los galleguistas que se habían quedado en el país, muy especialmente con
Francisco Fernández del Riego, con quien había mantenido correspondencia desde la cárcel. Paralelamente a su labor docente, desarrolló en estos años un importantísimo trabajo investigador —iniciado con su tesis de doctoramiento, Aportaciones a la literatura gallega contemporánea (1955, premio extraordinario) — que tuvo como fruto más valioso la publicación en 1963 de la Historia da literatura galega contemporánea. Fue miembro de la Real Academia Galega a partir de 1958. En 1965 se le autorizó a ejercer la educación pública como agregado de instituto en el Liceo Rosalía de Castro, de Santiago de Compostela, al mismo tiempo que comienza a impartir aulas de gallego en la universidad. Por fin, en 1972 accedió por oposición a la recién creada cátedra de Lingüística y Literatura Gallega. Los estudios de Carvalho atañeron igualmente a la lengua. Recogiendo la herencia de los autores del primer Rexurdimento y los trabajos del profesor Rodrigues Lapa, Carvalho Calero, preocupado por la coherencia histórico-lingüística del gallego a pesar de la férrea oposición que encontró en el camino, se mostró defensor de las tesis etimologistas que tendrían continuidad en el movimiento reintegracionista, hecho que le costaría ser marginado en los últimos años de su vida. Así mismo, desarrollaría una amplia labor como editor de los clásicos. Se jubiló en 1980 pero mantuvo su actividad creadora y siguió colaborando con diversas asociaciones. En 1987 obtuvo el Premio de la Crítica de narrativa gallega por su obra Scórpio.
En la actualidad una calle, un instituto de enseñanza secundaria, un centro cultural y un prestigioso certamen de narrativa y de investigación lingüística-literaria recuerdan su nombre en Ferrol.

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